TENDENCIAS: Sostenibilidad por Cristina Morozzi

El término "sostenibilidad" se utiliza ampliamente en los ámbitos ambiental, económico y social, pero es más que una simple definición. Es preocuparse por el planeta, todas las criaturas y las generaciones futuras. Está en nuestros gestos cotidianos. Lea el artículo de Cristina Morozzi.

 

Hoy en día, la sostenibilidad se ha convertido en un requisito previo necesario para nuestras acciones. La palabra “sostenibilidad” en sí misma indica una actitud existencial de respeto por la naturaleza, los animales, las criaturas, las plantas y otros seres humanos y se expresa en un compromiso que cada uno de nosotros podemos asumir para salvar el planeta y detener el cambio ambiental. .

La sostenibilidad implica grandes proyectos industriales y económicos y una planificación a largo plazo, pero también nuestros gestos cotidianos. Uno de estos gestos es el cuidado de las cosas que nos rodean, estando vinculado este enfoque a la cultura popular, principalmente campesina, que se puede aplicar a nuestro modo de vida cotidiano en nuestros hogares. Esta palabra se asocia a un instinto maternal, a culturas matriarcales primitivas que asignaban a las mujeres la tarea de crear y a los hombres la de derribar las cosas. Es un término rico en implicaciones que exige que repensemos nuestra relación con las cosas y las personas, con un enfoque conciliador y no beligerante, y con flexibilidad para aceptar las necesidades de los demás.

El cuidado es una sabiduría antigua. Es una práctica cotidiana que lleva tiempo y es incompatible con las prisas del consumismo, que fomenta la obsolescencia acelerada artificialmente para incrementar la cultura de la descarte. El cuidado es una actitud que está conectada con valores verdaderos y ocultos y no con los engañosos de los mercados. Cuidar es un arte discreto que nos enseña, preservando y salvaguardando, a vivir mejor consumiendo menos.*

En el libro Confesiones de un italiano de Ippolito Nievo (original: Confessioni di un italiano), publicado en 1858, describe la cocina del Castello di Fratta y dice que era Era costumbre, a los lados de la mesa grande, colgar bolsas de tela donde se recogía el pan rallado para su posterior uso. No se desperdició nada, ni siquiera una migaja.

 


Cristina Morozzi


*Lea más sobre la historia y la filosofía detrás de la sostenibilidad en el libro Oggetti risorti (Objetos revividos) de Cristina Morozzi.