Fabio Novembre entrevistado por Cristina Morozzi
Fabio Novembre, arquitecto y diseñador, cuenta con un gran número de creaciones espectaculares, como el Café Atlantique (1955), el bar restaurante Shu (1999) y la tienda Blumarine en Milán (1999). En 2010, el conjunto monumental milanés "Rotonda della Besana" acogió la exposición monográfica "Insegna anche me la libertà delle rondini" (Enséñame la libertad de las golondrinas), organizada por Peter Bottazzi. En 2009, para el Museo Trienal de Milán fue comisario de la exposición "Il fiore di Novembre" (Flor de noviembre).
Fabio Novembre es también autor ecléctico de numerosas publicaciones. Mencionemos "Sur de Memphis" para Idea Books, o "Sé tu propio mesías" y "Il fiore di Novembre" para Electa. Finalmente, escribió "El diseño explicado a mi madre", una conversación con Francesca Alfano Miglietti, Rizzoli, 2010. Ha colaborado como diseñador con numerosas empresas, entre ellas Cappellini, Kartell, Venini y Driade , donde actualmente trabaja como director de arte.
Entre los proyectos realizados para Driade, destaca el sillón Nemo , realizado en plástico moldeado y con forma de cara: un icono del diseño italiano, tanto por la originalidad de su forma como por el éxito de ventas. Fabio Novembre también tiene una habilidad narrativa magníficamente rara. Le pedimos que nos hablara del Sillón Nemo.
En 2010, sucede que el nombre Nemo evoca inmediatamente al pececito protagonista de la película Pixar de 2003. Si esta pregunta se hubiera hecho a finales del siglo XIX probablemente la respuesta habría sido el Capitán Nemo protagonista del libro escrito por Julio Verne en 1870: veinte mil leguas bajo el mar. Yendo más lejos en el tiempo, en una época clásica en torno al 800 a.C., Nemo debería haber sido el nombre elegido por Odisseo para engañar a Polifemo, el cíclope del poema épico de Homero.
Ulisse, acostumbrado a disfrazarse, declara que se llama Nemo, nadie, para escapar de una muerte segura: la destrucción de la personalidad bajo el instinto de supervivencia.
Aunque me siento profundamente un hombre de mi época, los orígenes griegos de mi tierra natal me hacen asociar a Nemo con Odisseo. El nombre se convierte en una máscara que sirve para ocultar la identidad. Máscara que en el teatro griego se llama también “persona”, recordando el nombre del sonido que desempeña la función de amplificar la voz. Un proyecto nacido entre el dibujo de Ponti de 1950 “Un disegno è un idea” y el romance de Pirandello de 1926 “Uno, nessuno e centomila” para crear una nueva identidad sin rasgos sexuales ni geográficos. Una identidad negada por una idea renovada de colectividad hecha de ojos que buscan a los demás más allá de fronteras y barreras.